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Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas

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Higher education and acquired skills favor access to employment, better health, subjective well-being and civic behavior

Una nueva monografía de la Fundación BBVA y el Ivie analiza la relación positiva entre el nivel de estudios y las competencias alcanzadas

El nivel de estudios y las competencias adquiridas son dos dimensiones relevantes en las oportunidades económicas y laborales de las personas y también inciden en otros aspectos del bienestar como la salud, la satisfacción con la vida o los comportamientos cívicos y la participación social. Sin embargo, las oportunidades educativas en España son desiguales y, en particular, el acceso a los sucesivos niveles de enseñanza se ve afectado por condicionantes como la situación económica de la familia, el nivel de estudios de los progenitores o el tipo de ocupación en el que estén empleados. Las características del entorno también afectan a las posibilidades de alcanzar el máximo nivel de estudios y España muestra un entorno más desfavorable a la educación que otros países de la UE. Los recursos destinados a la enseñanza son menores, con un peso del gasto público en educación en el PIB del 4,1%, solo por delante de Croacia, Hungría, Lituania, Luxemburgo, Grecia y Rumanía. La monografía De los estudios a las competencias: Condicionantes y resultados del capital humano en España de la Fundación BBVA y el Ivie, que se publicará próximamente, tiene en cuenta este contexto para analizar la implicación de los niveles formativos en el bienestar económico y personal de la población. El estudio, elaborado por un equipo multidisciplinar de economistas y psicólogos dirigido por los investigadores del Ivie José María Peiró y Lorenzo Serrano, introduce en el análisis no solo la formación reglada obtenida, sino también un amplio abanico de competencias adquiridas (competencias esenciales; competencias comportamentales de tipo cognitivo y de carácter social; competencias globales; y competencias digitales). Para ello, se evalúan tanto las competencias de los alumnos en torno a 15 años (últimos datos disponibles de PISA 2018), como las competencias de la población adulta (a través de Programa Internacional de Evaluación de Competencias de Adultos, PIAAC, por sus siglas en inglés). Existen diversos factores que inciden en la probabilidad de alcanzar un nivel educativo y otros que favorecen la adquisición de competencias. Entre los primeros, la monografía destaca la situación económica familiar durante la adolescencia, el nivel de estudios de los progenitores y su situación laboral. Otros factores que pueden determinar la formación alcanzada que se analizan en la monografía son el tamaño del municipio de residencia o, incluso, el número de hermanos menores que se tengan. Junto a las variables que tienen que ver con las características y las decisiones educativas de las familias, también el entorno general afecta a los niveles educativos alcanzados. La monografía estudia algunos condicionantes en los que España muestra un entorno más desfavorable a la educación que otros países de la UE, como el peso del gasto público en educación sobre el PIB, que en España se sitúa en el 4,1%, frente al 4,7% del promedio europeo. (similar al de Italia), solo por delante de Croacia, Hungría, Lituania, Luxemburgo, Grecia y Rumanía. Este peso refleja la gran distancia existente con países como Suecia (7,1%), Dinamarca (6,4%). Con respecto a los factores que favorecen la adquisición de competencias, destacan el nivel socioeconómico y cultural de las familias y los estudios de la madre, que inciden positivamente en prácticamente todas ellas. Por el contrario, la repetición de curso, haber cambiado de colegio y haber nacido en los últimos tres meses del año se relaciona con menores niveles de competencias entre los jóvenes de 15 años.

Efectos del nivel educativo y las competencias en la economía y el empleo

La monografía estudia también cómo el nivel educativo y competencias adquirido inciden en la participación en el mercado de trabajo, la probabilidad de tener empleo y la calidad del mismo. Según la monografía, las mayores tasas de empleo corresponden a las personas con estudios superiores, universitarios o de Formación Profesional Superior. Tener ese tipo de estudios superiores aumenta la probabilidad de tener empleo en 21,4 puntos porcentuales, frente a las personas que solo cuentan con educación primaria. Pero además de estar ocupado, es importante la calidad de esa ocupación y, nuevamente, la formación y las competencias mejoran las condiciones. El principal factor que determina tener un empleo indefinido es la formación superior, ya que aumenta la probabilidad de tenerlo en 26 puntos respecto a las personas con formación primaria. Junto a la estabilidad, la formación también se asocia a la calidad del empleo en cuanto a mayor remuneración. En este caso, las personas con estudios superiores obtienen salarios un 71,9% más elevados que los trabajadores con estudios primarios con características personales y orígenes socioeconómicos similares. Al margen del nivel de formación adquirido, las competencias también contribuyen a mejorar los resultados laborales. La disposición a aprender y las competencias digitales estimulan la participación en el mercado laboral, mientras que las numéricas y las personales y sociales relacionadas con la personalidad (habilidades sociales y de comunicación y la capacidad de trabajar en grupo) mejoran la probabilidad de conseguir un empleo. Junto a los efectos sobre la situación económica, la monografía revisa también las implicaciones del nivel educativo y las competencias alcanzadas en otros aspectos como la salud autopercibida, el bienestar personal y el comportamiento cívico. Nuevamente, en estos aspectos se observan relaciones positivas. El 93,1% de los titulados superiores ocupados afirma disfrutar de un estado de salud autopercibido bueno o muy bueno, frente al 84,7% de las personas con estudios primarios. Los primeros mantienen hábitos más saludables de vida, hacen más ejercicio y se preocupan por la dieta. Además, cerca del 70% de las personas con empleo y formación superior expresan una alta satisfacción con su vida, mientras que en el caso de los ocupados con educación primaria el porcentaje es solo del 45,6%. Por último, también se destaca que los titulados universitarios son el colectivo más participativo en organizaciones asociativas y de voluntariado, excepto en las de tipo religioso y en sindicatos.

9 December 2022