Para garantizarle una navegación por nuestra web segura y de calidad, le informamos que utilizamos Cookies. Si está de acuerdo clique ACEPTAR. Puede bloquear o eliminar las cookies instaladas en su equipo mediante la configuración de las opciones del navegador. Para más información consulte nuestra Política de Cookies
Acepto
Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas

Noticias

País Vasco y Madrid encabezan la calidad del empleo en España, que mejora con respecto a 2007, pero con grandes diferencias regionales

La Fundación Ramón Areces y el Ivie construyen un índice sintético que mide la calidad del empleo a partir de 18 indicadores como la temporalidad, el salario, la siniestralidad o el horario laboral

La Fundación Ramón Areces y el Ivie han presentado esta mañana la monografía La calidad del empleo en España y sus comunidades autónomas. El estudio incluye la construcción de un índice sintético de calidad del empleo por regiones, basado en el análisis 18 indicadores de calidad como pueden ser la estabilidad laboral, el tipo de jornada y de ocupación, la conciliación, los salarios percibidos o la siniestralidad.

El informe, elaborado por los investigadores del Ivie y profesores de la Universitat de València Lorenzo Serrano y Ángel Soler, junto con el economista también del Instituto Fernando Pascual, ofrece este indicador para el conjunto del país y también por comunidades autónomas. En general, el análisis concluye que en 2022  la calidad del trabajo se sitúa 3,1 puntos por encima del de 2007. Esta mejora se observa en todas las regiones, con la única excepción de Extremadura, que sigue todavía por debajo de su nivel de 2007. En términos de calidad global del empleo los mayores niveles se encuentran en País Vasco, Madrid, Cataluña, Navarra y La Rioja, todas con índices por encima de la media nacional. Por el contrario, la situación menos favorable se muestra en Extremadura, Canarias, Andalucía y Murcia.

El índice de calidad del empleo que se propone en el informe se construye a partir de 18 indicadores para los que existe información a nivel autonómico y que se han seleccionado de entre las 40 variables analizadas en la monografía. Estos 18 indicadores se agrupan en torno a 5 dimensiones: seguridad y ética (siniestralidad, turnicidad y brecha de género); salario y beneficios (remuneración, salarios bajos y horas extraordinarias); duración del trabajo y conciliación (jornada parcial indeseada, horario, jornadas largas y horarios poco habituales); seguridad y protección (temporalidad, precariedad, antigüedad, contratación a través de ETT) y formación y motivación (automatización, cualificación, sobrecualificación y búsqueda de otro empleo). Como se ha comentado, en general, la mayoría de comunidades muestran avances en cada una de las cinco dimensiones consideradas, lo que refleja una evolución positiva de la calidad del empleo desde 2007. Sin embargo, eso no significa que no existan problemas relevantes, incluso algunos agravados, así como importantes diferencias entre las regiones.

En materia de estabilidad laboral, la tasa de temporalidad sigue siendo muy elevada en el tercer trimestre de 2023 (17,3%). Además,  el 6% de los ocupados en España tiene que conformarse con un empleo a tiempo parcial aunque desearía uno a tiempo completo, una cifra que representa casi la mitad de los trabajadores con contratos a tiempo parcial. Otra situación relacionada con la jornada laboral que afecta a la calidad del empleo es la incidencia de las jornadas largas (entre 40 y 48 horas semanales) y muy largas (49 horas o más) que muestra un repunte tras la pandemia. En el tercer trimestre de 2023, el 41% de los trabajadores soporta jornadas largas y el 5,8%, muy largas.  En conjunto, el 14,8% de los ocupados en el tercer trimestre de 2023 desea una jornada diferente, ya sea con más horas para poder aumentar sus ingresos (9,1% de los ocupados) o con menos horas, incluso renunciando a parte del salario (5,6%). Este último grupo está creciendo en los últimos años, mientras se reduce el de los trabajadores que quieren aumentar su horario laboral. Un indicador muy evidente de falta de satisfacción con el empleo es el porcentaje de personas ocupadas que buscan otro trabajo, el 7,8% en el tercer trimestre de 2023, un dato que se encuentra en niveles máximos históricos, cercanos a los registrados en 2013, el peor momento de la Gran Recesión.

En cuanto a los avances en la calidad del empleo, el informe destaca el aumento en el porcentaje de las ocupaciones de alta cualificación, que alcanza el 35,3% del empleo total. Aun así, continúa siendo inferior a la media de la EU-27 (42,9%). También se observan desajustes sustanciales en sobrecualificación, ya que un 22,7% de los trabajadores con estudios universitarios está empleado en ocupaciones que no requieren formación superior. Otro aspecto es la siniestralidad laboral, en este caso se observa una mejora sustancial, con 2.951 accidentes por cada 100.000 trabajadores en 2022, frente a los cerca de 6.000 que se registraban en los años previos a la gran recesión.

En materia salarial, el estudio confirma que el avance ha sido decepcionante, ya que el salario medio apenas ha crecido en términos reales un 5,6% desde 2007 y se sitúa por debajo de los niveles alcanzados en 2009 y 2010, además, un 16,6% de los asalariados que tiene salarios por debajo de 2/3 del salario mediano. El único avance claro en este aspecto es la reducción de la brecha de género, definida como la diferencia en porcentaje de la ganancia por hora normal de trabajo de las mujeres respecto de los hombres. En España ha caído nueve puntos, desde el 19,1% de 2007 al 9,8% de 2021.

Por último, la monografía estudia la relación entre teletrabajo y calidad del empleo, tras el incremento experimentado durante la pandemia de esta modalidad de trabajo. En concreto, el porcentaje de ocupados que teletrabaja toda o parte de su jornada ha pasado del 8,3% de 2019 al 14% en 2022. Todavía está por debajo de la media de la Unión Europea, que se sitúa en el 22,4%. Los efectos del teletrabajo sobre la calidad del empleo son ambiguos, del mismo modo que sobre la productividad en las empresas, y más allá del porcentaje de empleados que teletrabajan, los autores insisten en que el éxito de esta fórmula de trabajo depende de la colaboración entre empleados, empresas y sociedad en general, así como de la adaptación continua y el aprendizaje en este nuevo entorno laboral.

El análisis de la calidad del empleo de las comunidades autónomas indica que aquellas con más calidad del empleo tienen también tasas de actividad y empleo más elevadas y, sobre todo, tasas de paro más bajas que el resto. Esto sugiere que la mejora de la calidad del empleo no tendría por qué estar reñida con seguir disminuyendo la tasa de paro. En definitiva, la calidad del empleo es un determinante esencial del bienestar de las personas, las familias y el conjunto de la sociedad. Por ese motivo, se ha convertido en objeto de creciente interés y preocupación por parte de gobiernos y agentes sociales. El análisis realizado de las diversas dimensiones del empleo relacionadas con su calidad muestra que, pese a los avances registrados respecto al pasado, persisten importantes carencias en el caso de España y, con carácter general, sus comunidades autónomas, pero también diferencias muy sustanciales entre ellas. En consonancia con la diversidad de dimensiones de la calidad del empleo y sus determinantes, su mejora supone un reto que requiere del esfuerzo de administraciones públicas, sindicatos, empresas, sistema educativo y los propios trabajadores. Ese esfuerzo colectivo dará mejores frutos si parte de un diagnóstico basado en información actualizada y detallada de las características específicas del problema.

14 noviembre 2023