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Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas

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“La diversidad no es un reto, es una realidad estructural y genera prosperidad si se gestiona bien”

Gemma Pinyol-Jiménez y Héctor Cebolla analizan la gestión de la diversidad en Europa y en España en el tercer diálogo del ciclo En busca de la prosperidad: los desafíos de las migraciones, organizado por la Fundació Ernest Lluch y el Ivie

La Fundació Ernest Lluch y el Ivie, en colaboración con la Fundación Bancaja, celebraron ayer por la tarde el tercer diálogo incluido en el ciclo En busca de la prosperidad: los desafíos de las migraciones, en el que se ha analizado la gestión de la diversidad en Europa y en España. Gemma Pinyol-Jiménez, directora de políticas migratorias y diversidad en Intrategies; y Héctor Cebolla, profesor doctor de Sociología en la UNED, han comentado los principales aspectos de la diversidad en un país: desde la gestión de los flujos migratorios mundiales y sus impacto en Europa, hasta la convivencia en sociedades complejas, especialmente en el campo de la educación, el peligro de los extremismos o los costes del racismo y la xenofobia.

Lo primero que han querido destacar es que la diversidad no es un reto o un desafío, sino una realidad con la que la gente convive, no sin dificultades y temores, en sociedades complejas que requieren mejores instrumentos para gobernarla. Además, “la inmigración no es la única fuente de esa diversidad, como en ocasiones se simplifica”. El diálogo ha permitido contemplar diferentes aproximaciones a la gestión de la diversidad, con pros y contras, miedos y buenismos, y entender la lógica que hay detrás de cada una de ellas.

En opinión de Héctor Cebolla, las políticas de gestión de la diversidad deben basarse únicamente en lograr la igualdad de oportunidades, pero no “a través de unos planes filosóficos que no aportan nada, al contrario tienen que ser esqueléticas y mucho más funcionales” Además, para Gemma Pinyol-Jiménez, hay una falta de perspectiva transversal en los planes de mejora de la gestión de la diversidad. “Las sociedades avanzadas somos diversas, pero tenemos que ser capaces de convertir esa diversidad en un valor añadido”. Ahora mismo, “los ciudadanos tenemos muy pocos instrumentos de control para vigilar que las administraciones no utilicen o mantengan políticas discriminatorias”, ha añadido.

Los dos han coincido también es reclamar a la Administración el desarrollo de políticas para explicar a la mayoría que somos una sociedad diversa y que el odio y la discriminación están fuera de la ley. “Hay que distinguir entre pobreza e inmigración, para que no cale el mensaje xenófobo”, han recalcado.

En cuanto a la diversidad en la educación, Héctor Cebolla, como experto en este campo, ha recordado que no existe ningún estudio empírico que pueda afirmar que existe una relación entre la inmigración y el rendimiento académico. La confusión viene cuando la vulnerabilidad se concentra en esa población inmigrante, porque la verdaderas diferencias en la educación se dan por la desigualdad de renta entre las familias.

 

16 octubre 2019

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