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Todas las inversiones que procedan de los fondos Next Generation deberían ir acompañadas de activos intangibles
Matilde Mas y Jorge Barrero explican la importancia de los activos intangibles en el crecimiento económico y de la productividad en el cuarto diálogo del ciclo La innovación como destrucción creativa, organizado por la Fundació Ernest Lluch y el Ivie.
I+D, software y bases de datos, diseño, imagen de marca, formación de los trabajadores o los modelos de organización de las empresas son activos intangibles difíciles de medir, pero que tienen un papel fundamental en el crecimiento de la productividad de una economía. Con esa idea de base, Matilde Mas, directora de Proyectos Internacionales del Ivie; y Jorge Barrero, director de la Fundación Cotec para la Innovación; analizaron la posición de España en la nueva economía, basada en el conocimiento, en la que la inversión en infraestructuras y equipos debe ceder espacio a la inversión en intangibles. Ambos participaron en el diálogo La importancia de los intangibles en la innovación, del ciclo La innovación como destrucción creativa, que organiza la Fundació Ernest Lluch y el Ivie en València.
Matilde Mas aclaró que muchos de los activos intangibles todavía no se incluyen en la Contabilidad Nacional que, aunque se va adaptando a la nueva economía, lo hace muy despacio. “El software no entró en la estadística hasta 2005 y la I+D solo aparece desde 2010”, comentó. Sin embargo, ya nadie duda del valor de la reputación, la organización de las empresas, la formación de los trabajadores y otros activos intangibles que también deberían incluirse, aunque es cierto que en Contabilidad Nacional cada activo que se incorpora debe poder valorarse de forma homogénea al resto. “El objetivo es ir elaborando estadísticas cada vez más precisas que puedan poner precios a los activos intangibles.”
Los dos ponentes insistieron en la necesidad de que España modifique su estrategia de inversión que todavía prima los activos tangibles, para impulsar los intangibles. “Sin la formación, sin la reputación, sin la estrategia, sin los datos adecuados, cualquier máquina, infraestructura o sistema físico resulta muy caro. Esto hay que tenerlo en cuenta en las inversiones que realicemos con los recursos procedentes de los fondos europeos Next Generation, porque la transición digital y energética no va a llegar de la mano de las infraestructuras y los equipos si no van acompañados de activos intangibles para poder aprovechar su potencial”, matizó Jorge Barrero.
Precisamente, en el diálogo se destacó como uno de los defectos fundamentales del sistema de I+D español público la infrainversión en sus propios intangibles, es decir, de su estrategia, sus datos, su organización, su reputación o su capacidad de atraer talento. Para Barroso esto es un problema muy grave ya que “tenemos un sector público que va a tener que gestionar un volumen de recursos enorme, procedente de Europa, con instrumentos y estructuras oxidadas. Nuestra ciencia necesita dotarse de esas capacidades internas que generan los activos intangibles”.
En cuanto al sector privado, también se señalaron los problemas derivados de las dificultades para financiar la inversión en activos intangibles. “Frente a la aversión al riesgo y el cortoplacismo, hay que desbancarizar la economía para que entren en juego financiadores alternativos que estén dispuestos a invertir en estos activos, o bien introducir medidas en la banca para incentivar la inversión en intangibles”, destacó Matilde Mas.
Talento y concentración territorial
El diálogo también analizó la relación entre los intangibles y el talento. “El talento es un activo intangible propiedad de las personas, no de las organizaciones, pero sí lo es la estrategia capaz de retenerlo y atraerlo”, afirmó el director de Cotec. En este sentido, los dialogantes comentaron los datos del informe Mapa del Talento que realiza el Ivie para Cotec y en el que destacan Madrid, en primer lugar, seguida de País Vasco, Cataluña y Navarra como las regiones que más consiguen atraer y retener el talento en España.
En este punto, alertaron del fenómeno de la concentración regional de las empresas más productivas, que invierten en activos intangibles y son innovadoras, que además son capaces de pagar mayores salarios para llevarse el talento. En opinión de Matilde Mas, “no es cierto que el teletrabajo vaya a acabar con la concentración territorial, porque el talento va dónde está el talento. Y la empresa innovadora que necesita talento consigue atraerlo”. Por su parte, Jorge Barrero también se mostró preocupado por esa concentración de poder de unas empresas que generan unas élites de trabadores bien pagados, frente al resto.
Ambos coincidieron en que la regulación es el camino para corregir esos efectos de concentración de empresas tecnológicas y destacaron el esfuerzo que está haciendo la Unión Europea con normativa específica. Además, recalcaron las ventajas que también puede aportar la colaboración público-privada, ya que el sector público es la mejor garantía de preservar el bien común.
Francisco Pérez, director de Investigación del Ivie y Ferriol Sòria, director de la Fundació Ernest Lluch; se encargaron de introducir el diálogo y moderar las preguntas de los asistentes, posteriormente, en este cuarto diálogo del ciclo que organiza la Fundació Ernest Lluch y el Ivie y que se celebró ayer en la sede de la Fundación Bancaja de València.