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Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas

Noticias

Hasta siempre, Ezequiel Uriel

Personas cercanas a él dedican unas palabras para recordarlo con cariño y gratitud

Hace siete años el Newsletter del Ivie se hacía eco del libro autobiográfico que estaba escribiendo uno de los investigadores más destacados del Ivie, Ezequiel Uriel. El privilegio de leer esos textos de forma anticipada permitía conocer no solo al economista prestigioso, respetado por todos, sino también la historia personal del niño, el joven y el hombre. Aquella noticia decía: “En plena Guerra Civil, en Corera, un pueblecito de 500 habitantes de la provincia de Logroño, nació nuestro protagonista. Hijo de un funcionario municipal y de una mujer autodidacta, nadie discute ahora la capacidad investigadora, los méritos académicos y la influencia como economista de Ezequiel Uriel, pero en el año 1938 el objetivo de un recién nacido era básicamente sobrevivir a las penurias de la guerra”.

Desgraciadamente, lo que escribimos ahora son unas palabras de homenaje póstumo, porque Ezequiel falleció el pasado 14 de febrero, en Valencia, a los 86 años. Aunque sus últimos años los dedicó a disfrutar su jubilación con su familia, en el Ivie siempre ha estado y estará presente.

Ezequiel era una figura destacada en la investigación económica, pero también en la docencia universitaria. Al principio no quiso ser profesor y comenzó su actividad profesional en otros ámbitos, como el estadístico. Pero la enseñanza acabó cautivándole, como él mismo reconocía: “El haber estado enseñando econometría durante 50 años sin haber perdido ni un ápice de ilusión es una gran satisfacción para mí.” En el departamento de Fundamentos del Análisis Económico de la Facultat d’Economia de la Universitat de València trabajó durante buena parte de su larga etapa docente, como catedrático de Econometría y profesor emérito. Allí acumuló discípulos y buenos amigos y amigas, además de infinidad de experiencias.

En el Ivie, su aportación a la orientación empírica del Instituto fue fundamental desde el principio, y también en el desarrollo y proyección posterior. Para uno de los perfiles que más caracteriza el Ivie, sus bases de datos, la presencia y experiencia de Ezequiel ha sido clave. Pero también su curiosidad para abordar temas no estudiados previamente, que merecían el esfuerzo de desarrollar un proyecto de investigación bien orientado y adecuadamente fundamentado. La participación de Ezequiel Uriel en más de 20 proyectos a lo largo de tres décadas deja constancia de la amplitud e intensidad de sus contribuciones a los resultados alcanzados por el Ivie.

Sencillo en el trato y exigente en el rigor, sus compañeros y colaboradores del Ivie hemos conocido muy bien su energía para alcanzar objetivos, su dedicación al trabajo, su franqueza a la hora de expresar opiniones, pero también su capacidad de escucha. Avanzar en el conocimiento y compartirlo con la sociedad son objetivos del Ivie que él siempre ha compartido y llevado también como estandarte.

Ezequiel deja muchos compañeros y compañeras de trabajo, colegas de investigación y de docencia, que se convirtieron en amigos y amigas y que han querido dedicarle unas últimas palabras a modo de homenaje. Imposible incluir en este espacio a todas las personas que querrían dejar unos párrafos de recuerdo y cariño. Valgan estos de ejemplo de otras muchas personas que también le estimaban y echarán en falta. Echaremos de menos al investigador, pero, sobre todo, a la persona. Desde aquí enviamos nuestro más sincero pésame a la familia. Descansa en paz, Ezequiel.

Beatriz González, catedrática de la Universidad de Las Palmas 

“Nos has dejado, querido Ezequiel. Quedan atrás los recuerdos, y en primer plano mi agradecimiento por haberme aceptado como tu doctoranda, hace ya décadas. Gracias a ti me adentré en lo que habrían de ser mis dos pasiones académicas, la econometría y la economía de la salud.  Me alegro de aquella carta que te mandé pidiéndote que me dirigieras la tesis doctoral. Las Palmas quedaba muy lejos de Valencia en aquel entonces.  A través de la distancia, me aportaste ideas, perspectiva, la sabiduría de la experiencia y tu conocimiento de la disciplina. Sorprendente trayectoria la tuya, licenciado en Derecho primero y pionero en programación en Fortran IV y en el diseño y utilización de grandes bases de datos después.

En 2016 nos reencontramos en Valencia, viniste a una charla que di en el IVIE. ¡Qué ilusión me hizo! Todavía conservabas mi carta. A partir de entonces, seguimos en contacto. Me mandaste tus memorias, por capítulos. Las disfruté. Me gustó conocer mejor a la persona. Durante el periodo de la tesis, me habías contado que corrías maratones (entonces eso me era ajeno, también fuiste pionero en deporte popular), habías hecho el de Nueva York y el de Madrid. Y como tenías ya el pelo blanco, alguna persona del público, para animarte, te jaleaba ¡vamos, abuelo! Debías andar por la cuarentena.

Me alegro de que la vida me haya puesto en tu camino, querido Ezequiel.”

Carmen Herrero, catedrática emérita de la Universidad de Alicante e investigadora del Ivie

“Ezequiel ha sido, desde el principio, uno de los pilares fundamentales del Ivie. Aunque yo no he sido alumna suya, me he sentido siempre como si lo fuera. Y lo mejor de todo, su enorme afabilidad y cariño en todos los momentos en que hemos coincidido. Te echare mucho de menos, Ezequiel, como todos nosotros.”

Ernest Reig, catedrático emérito de la Universitat de València e investigador del Ivie 

“Te echaremos en falta Ezequiel, con tu sonrisa cada vez que nos precisabas un detalle o aclarabas tu punto de vista sobre una cuestión. Fue una suerte poder contar con tu amistad y con la colaboración amable y profesional que nos ofrecías. La última ocasión en que pudimos trabajar juntos fue una monografía en que reflexionamos, también con Eva, Juan Carlos y nuestro común amigo Josep Franco, sobre temas ambientales referidos a la economía española. Me servirá de recordatorio.”

Eva Benages, profesora de la Universitat de València y técnica de investigación del Ivie

“Querido Ezequiel, qué tristeza saber que ya no estás entre nosotros. Te echaremos de menos, pero tu legado estará siempre en el Ivie, a través de todo lo que hemos aprendido de ti. Tú nos has enseñado cómo hacer estimaciones, cómo trabajar con la información, qué metodologías aplicar en cada situación y, lo más importante, cómo no dejar de sentir curiosidad y no tener miedo a abordar nuevos retos. Y todo eso lo has hecho siempre con una sonrisa y con el buen humor que te caracterizaba. En lo profesional, yo he crecido contigo y gracias a ti, que me has enseñado tantas cosas…Y en lo personal, eras casi como de mi familia, al menos así me lo hacías sentir. Hoy estamos todos tristes por tu pérdida, pero contentos y orgullosos de haber podido compartir tiempo contigo. Gracias por tanto. DEP.”

Francisco J. Goerlichcatedrático de la Universitat de València e investigador del Ivie 

“Ezequiel fue mi profesor de Econometría, recién llegado de Madrid, allá por el lejano curso 1980-81. Recuerdo todavía sus detalladas explicaciones y sus clases llenas de fórmulas, que en aquella época me parecían incomprensibles. No podía anticipar entonces que compartiría con él investigaciones y discusiones sobre diversas materias, en el contexto del Ivie, a lo largo de prácticamente toda mi vida laboral. Argumentador infatigable de sus posiciones, defendía sus puntos de vista con sólidos argumentos y era conocedor de innumerables materias que han acabado creando escuela en el Ivie. Creo que todos los que trabajamos con él, en mayor o menor medida, tenemos alguna deuda intelectual de sus conocimientos.”

Francisco Pérez, catedrático emérito de la Universitat de València y director de investigación del Ivie

“Compartir con Ezequiel la ilusionante experiencia de construir un instituto de Investigación en Valencia ha sido una suerte enorme y un verdadero privilegio. Sin su conocimiento de la estadística oficial, en general, y de las Cuentas Nacionales en particular, el Ivie no hubiera podido abordar con las garantías y el rigor necesarios muchos de los proyectos de producción de información económica en los que se basan los bancos de datos abiertos que hoy singularizan al Instituto, ni buena parte de los análisis derivados de los mismos. Pero mi gratitud por haberlo tenido como compañero durante varias décadas va más allá de sus contribuciones científicas y entra en el terreno del talante personal. Su curiosidad se ha traducido en disponibilidad para abordar juntos el estudio muchos temas, tanto partiendo de sus propuestas como por su inclinación a embarcarse en las mías. Y su carácter, enérgico y franco, me han permitido disfrutar de su honestidad en el debate y su sinceridad en la crítica. Nos quedan tus muchas enseñanzas, pero te echamos de menos, amigo.”

Iván Arribas, profesor titular de la Universitat de València e investigador del Ivie 

“Ezequiel y yo fuimos compañeros en la Facultad de Economía; su despacho estaba junto al mío, y también coincidimos en el Ivie. Esto me brindó tanto la oportunidad de compartir con él conversaciones de trabajo como la suerte de trabar una amistad.

Sin embargo, mis recuerdos más entrañables de Ezequiel están ligados a una pasión que compartíamos: la montaña. A través de nuestro grupo de senderismo y en las rutas que recorrimos por la geografía de la Comunidad Valenciana —la Sierra de Espadán, la Sierra de Aitana, Serra Gelada…— disfrutamos de innumerables charlas en un entorno mucho más distendido. Ya fuera resoplando durante una ascensión o descendiendo con ligereza, Ezequiel siempre tenía una conversación animada y, en cualquier momento, lograba sorprenderte con una pregunta inesperada, de esas que invitaban a la reflexión y revelaban la profundidad de su pensamiento.

Mi recuerdo de Ezequiel se quedará entre las montañas, como parte de los senderos que recorrimos.”

Javier Quesadacatedrático emérito de la Universitat de València e investigador del Ivie 

“No tuve a Ezequiel como profesor de Estadística o Econometría, pero sí fue uno de mis mejores maestros como compañero del Departamento de Análisis Económico y del Ivie. Personalmente me enseñó cómo se investiga con finura, precisión y sutileza. Tan es así que uno de los artículos de los que me siento más orgulloso de haber escrito, fue con él y con Amado Peiró, sobre el impacto de la información en el contagio de los índices bursátiles internacionales. En esta primera colaboración, me inculcó el rigor por el uso de los datos y de la lógica en la que fundamentar una argumentación novedosa, en un campo para él también novedoso. Y también me ayudó mucho en mi carrera académica personal con generosidad, competencia y rigor.

Ezequiel aportó una visión diferente y diversa que enriqueció nuestras vidas. Sólo en una ocasión que yo recuerde, no comprendió una ironía mía que interpretó como una auténtica impertinencia, que no tardamos en aclarar nada más me enteré de lo que pasaba. Su reacción tan fuerte reflejaba no sólo mucho amor propio, sino también el gran afecto que nos teníamos que uno no descubre hasta que un malentendido infringe un intenso dolor.

Cuando Ezequiel llegaba al café siempre le gustaba intrigarnos a todos con una primera frase que escondía un enigma. Todos tratábamos de ver por dónde discurría su argumento y veíamos como disfrutaba de la intriga que entrañaba su comentario, hasta que uno a uno claudicábamos y nos rendíamos a su ingenio. La incompresible afirmación inicial se convertía en una afirmación razonada y en un argumento muy bien elaborado.  Siempre llegaba al despacho muy bien informado desde primera hora de la mañana, conocedor al detalle de cualquiera de las novedades de la prensa. Gran caminante, muy leído y viajado, conocía un gran número de países y muchas de las mejores instituciones internacionales sin necesidad de alardear de su experiencia.

Como buen estadístico se fue cargado de razón porque nunca compró Lotería de Navidad del Ivie; y nunca tocó. Estos días me asalta un sentimiento de gratitud por haber podido disfrutar de su compañía, de sus anécdotas entrañables del INE y de su prodigiosa memoria durante tantos años. Irremplazable, ya lo echamos mucho de menos.”

Josep Lluis Raymond, profesor emérito de la Universidad Autónoma de Barcelona

“A mí me une una larga y profunda amistad con Ezequiel, quien ahora nos ha dejado.

Conocí a Ezequiel alrededor de 1974, a través del Instituto de Estudios Fiscales. En aquellos años, pocos universitarios dominaban la econometría, y Ezequiel era una de las raras excepciones. Por esta razón, el Instituto le encargó la elaboración de un modelo econométrico para la economía española, conocido como “Modelo Prefico” (Modelo de Previsión Económica y Financiera a Corto Plazo). Yo me sumé con entusiasmo al proyecto con el propósito de aprender.

Eran tiempos de expansión para los modelos econométricos con un elevado número de ecuaciones y, curiosamente, también de la aparición de los Fondos de Inversión. Cuando comenté el proyecto con un compañero de universidad, bromeó al señalar que el modelo econométrico naciente tenía nombre de fondo de inversión.

Más allá de las anécdotas, lo cierto es que aquel proyecto me apasionó. Aprendí mucho de Ezequiel y, en gran medida, le debo mi vocación por la econometría.

A lo largo de los años, he coincidido con Ezequiel y su esposa, María Luisa Moltó —también profesora de econometría en la Universidad de Valencia— en innumerables ocasiones. Formé parte del tribunal de su tesis doctoral y del de su cátedra. He participado en numerosos tribunales de tesis dirigidas por Ezequiel, al igual que él lo hizo en tesis que yo dirigí. Juntos hemos escrito algunos artículos y un libro, hemos debatido extensamente sobre econometría, pero también hemos compartido muchos momentos de amistad y ocio.

Hoy se va un amigo, pero tengo el privilegio de haber disfrutado de su compañía y haber aprendido a su lado. Le echaré mucho de menos, pero su recuerdo y enseñanzas perdurarán mientras yo siga en este mundo.

Ezequiel, eres inolvidable.”

Juan Carlos Robledo, técnico de investigación del Ivie

“Definiría a Ezequiel como una persona muy cercana y agradable en el trato, rigurosa y comprometida en el desempeño de los proyectos y con elevada autoexigencia para la consecución de objetivos. Su capacidad, dedicación, conocimiento y experiencia serán siempre un referente para nuestro trabajo”

Lorenzo Serrano, catedrático de la Universitat de València e investigador del Ivie 

“A causa de la natural diferencia generacional nunca podré dejar de ver a Ezequiel Uriel como profesor y maestro, pues era ambas cosas. También lo parecía y en mi opinión, ni por las formas ni por el fondo, hubiera desentonado paseando por la Academia o el Liceo atenienses. Recién llegado como técnico al Ivie a principios de los 90, mi participación en un proyecto sobre series históricas de stock de capital regional me puso en contacto con Ezequiel, la primera de otras muchas ocasiones. Ezequiel, el económetra siempre dispuesto a responder dudas, el profundo conocedor de los entresijos de las Cuentas Nacionales y las fuentes estadísticas, el deportista incansable a la búsqueda de nuevos retos, el economista sénior que desde la primera semana me preguntaba con sincero interés mi opinión sobre diferentes cuestiones, el hombre culto con quien, del modo más improbable, te podías encontrar de repente hablando de las posiciones religiosas de algún olvidado emperador bizantino. En definitiva, Ezequiel, el adulto que mantuvo intacta a lo largo de su vida la inagotable curiosidad del niño. En recuerdo agradecido por todo lo que compartiste con nosotros, sit tibi terra levis.”

Matilde Mascatedrática emérita la Universitat de València y directora de Proyectos Internacionales del Ivie 

“Ezequiel es una de las mentes más brillantes que he conocido, su curiosidad no tenía límites y podía sorprenderte por su interés en los temas más variados. La mejor forma de conocerlo, en especial su fino humor, es leyendo su autobiografía. No tiene desperdicio.  Con él sabías que no valía la pena discutir porque la probabilidad de que tuviera razón se aproximaba al 100%. Y no solo porque fuera testarudo, que lo era, sino porque en los muchos temas en los que era experto no había quién lo superara. Otra cosa eran las discusiones a la hora del café. Su curiosidad por todo, junto con la pasión con que vivía las inconsistencias del debate político, hacía que el momento del café resultara uno de los más animados del día. Trabajar con Ezequiel era siempre una excelente oportunidad de aprender, sobre todo de aprender a pensar con rigor. Reconozco que le debo mucho. Le echaré siempre de menos.”

Pilar Chorén, directora gerente del Ivie

“De Ezequiel tengo un gran recuerdo porque fue de las primeras personas con las que empecé a trabajar y formarme en el Ivie en un ámbito que luego ha contribuido a impulsar una de las áreas más productivas del Ivie como son los estudios de impacto económico. Con él empecé a trabajar con las tablas Input-Output, poder orlar la matriz para captar el impacto del gasto de las economías domésticas. Con mi corta experiencia entonces, fueron muchos los viajes a su despacho donde no escatimaba en explicaciones y consejos. Para todo el equipo de investigación del Ivie, Ezequiel ha sido siempre un gran apoyo y una referencia, al que siempre hemos acudido para terminar de estar seguros de muchas de las discusiones metodológicas. Ha sido siempre una persona cercana, accesible y muy alegre que sin duda ha dejado una huella imborrable en el equipo del Ivie. Ezequiel te echaremos mucho de menos.”

 

17 febrero 2025