Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.
Noticias

Cristina Monge: “Nos hemos equivocado al culpabilizar a los ciudadanos de la crisis climática”
Las dos ponentes del último diálogo del ciclo impulsado por la Fundació Ernest Lluch y el Ivie en Valencia coinciden en que la crisis climática ya no es una amenaza futura, sino una realidad presente que exige una respuesta colectiva
“La crisis climática es el mayor riesgo al que nos enfrentamos como humanidad, como demostró la tragedia de la dana sucedida en Valencia hace un año”. Con esta premisa inicial comenzó ayer el diálogo 3 del ciclo de diálogos Acciones colectivas frente a los riesgos globales, que organiza, en Valencia, la Fundació Ernest Lluch y Ivie, en colaboración con CaixaBank. La investigadora ICREA en el Instituto de Análisis Económico (IAE-CSIC) y profesora investigadora de Barcelona School of Economics, Mar Reguant, y la presidenta de + Democracia, especialista en el análisis de la gobernanza para la transición ecológica, Cristina Monge, coincidieron también en que la lucha contra el cambio climático debe ser un desafío colectivo, que involucre a gobiernos, empresas e individuos.
En su diálogo, titulado Desafíos del cambio climático: hacia una transición sostenible, ambas expertas destacaron que la crisis climática ha dejado de ser un riesgo potencial para convertirse en una realidad que ya afecta a la salud, la economía y la cohesión social, porque aumenta las desigualdades. En la última reunión del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) se identificaron 141 riesgos derivados del cambio climático, que se podían agrupar en dos ejes principales: salud y economía. “Por lo tanto, afecta a todo, porque esos son los dos grandes vectores de la vida”, afirmó Cristina Monge.
Mar Reguant señaló el aumento de las temperaturas, las inundaciones y los grandes incendios como los riesgos más preocupantes y destacó que muchos de los impactos, especialmente sobre la biodiversidad, son incuantificables porque suponen pérdidas económicas, pero también humanas. “Hay riesgos que ni las aseguradoras están dispuestas a atender porque se han vuelto demasiado ciertos”.
Además, las ponentes subrayaron que la crisis climática es también una crisis de justicia social, ya que aumenta las desigualdades. El cambio climático nos hace más pobres a todos, pero afecta más a unos que a otros, tanto dentro de un mismo territorio como entre países. “En la dana de Valencia, las pérdidas materiales afectaron más a los que peores casas tenían, por ejemplo”. A nivel internacional, los países menos desarrollados —los que menos han contribuido al calentamiento global porque no están industrializados— son los que sufren sus efectos más devastadores.
Tanto Reguant como Monge coincidieron en que el problema climático es, principalmente, energético. “La emisión de gases de efecto invernadero por la quema de combustibles fósiles (carbón, gas y petróleo) son el 70% del problema de la crisis climática”, concretó la investigadora ICREA, que también mostró cierto optimismo por el papel y el desarrollo de las energías renovables en España. Para ambas, la transición hacia fuentes renovables es la clave de un futuro sostenible, aunque reclamaron más agilidad administrativa y una mejor planificación. “España tiene un enorme potencial en energía solar y eólica. En concreto, la solar ha pasado en tres años de representar un 8% a un 20% en el mix energético. No necesitamos energía nuclear para avanzar hacia un modelo más limpio y resiliente”. En este punto, Cristina Monge animó a generar un gran debate sobre la energía nuclear en España, una energía que considera inmadura porque genera unos residuos con los que no se sabe qué hacer y plantea serios problemas con el aumento de las temperaturas. En opinión de ambas, el cierre de las nucleares en España debe mantener el calendario previsto.
Ante el creciente rechazo a las plantas de energía renovables en nuestro país, Cristina Monge añadió que “la transición debe ser justa y negociada con los territorios, porque todo el tiempo dedicado al diálogo se ahorra después en conflictos”. Ambas expertas coincidieron en que educar, comunicar y generar consenso son claves para avanzar y acelerar la transformación.
De hecho, Monge insistió en que el principal error que se ha cometido en la lucha contra la crisis climática ha sido generar un discurso de culpabilización de la ciudadanía. “Eso paraliza y crea rechazo. La matriz energética de un país solo pueden cambiarla las empresas, la política y la comprensión del conjunto de la sociedad. Existe una responsabilidad personal, pero solo con las acciones individuales no se resuelve el problema. Lo que sí podemos hacer los ciudadanos es exigir a los políticos y empresas que hagan esos cambios y votar con un criterio verde, es decir, conociendo las políticas medioambientales de cada partido. El cambio climático no es una cuestión ideológica ni de partido, sino el mayor reto colectivo de nuestro tiempo”, recalcó.
En el contexto internacional, Mar Reguant insistió en la falta de liderazgo de EEUU en temas medioambientales. “Ha perdido toda la credibilidad en transición ecológica, mientras que China se está organizando y planificando su futuro en energías renovables”. En cuanto a la Unión Europea, como actor “político creíble” su papel debe ser avanzar con políticas ambiciosas y soluciones tecnológicas innovadoras e incluir criterios ambientales y de justicia social en los acuerdos comerciales, para empujar al resto de países a acelerar la transición sostenible.
